Berlín, 2025.
Primer día de 2025 y lo empecé conociendo una de las ciudades más importantes de Europa.
Por ser el primer día del año, me tocó experimentar un Berlín diferente. Calles vacías, restaurantes cerrados y la ausencia de la gente marcaron las primeras horas del día.
Conforme fueron pasando las horas y el sol fue saliendo, la gente fue curando la resaca y las calles se empezaron a llenar con su normal concurrencia.
Caminé al lado del Parlamento Alemán. Donde un día de 1933 Adolf Hitler y los Nazis y decretaron la suspensión de las libertades civiles básicas, como la libertad de expresión y de prensa, en enero de 2025, solo quedaban fuegos artificiales y envases de alcohol a medio terminar.
Donde un día, Hitler y su gabinete aprobaron la Ley Habilitante para legislar sin consentimiento del parlamento ni del presidente, hoy solo había personas emocionadas por recibir un nuevo año, sonrisas y turistas escuchando a un saxofonista recitar jazz.
Me sorprendió visitar una ciudad de la que había leído tanto y encontrarme con que no conocía nada de ella. Me arrepiento de no haber conocido Checkpoint Charlie, sobretodo después leer Tunnel 29. Me arrepiento de no haber pasado una noche más en la capital Alemana, para conocer algunos museos.
Pero no me arrepiento de ir a Curry 61, caminar desde el centro hasta el muro de Berlín y de regreso, y sobretodo, no me arrepiento de tomarme el mejor Glühwein frente a la puerta de Bradenburgo.